En el libro
de Umberto Eco, Lector in fabula, hay un estudio muy preciso del lector
presente en el texto y de las estrategias textuales que lo incluyen.
Refiriéndose a textos cerrados y textos abiertos dice Eco: “Nada más abierto
que un texto cerrado”. Pero esta apertura es un efecto provocado por una
iniciativa externa, por un modo de usar el texto, de negarse a aceptar que sea
él quien nos use. No se trata tanto de una cooperación con el texto como de una
violencia que se le inflige. Pero lo que aquí nos interesa en la cooperación
textual como una actividad promovida por el texto; por consiguiente, esta
modalidades no nos interesan. Que de un texto puede hacerse el uso que se
quiera –ésta es la lectura que aquí no nos interesa-; y que de un texto pueden
darse infinitas interpretaciones; ésta es la lectura que consideramos ahora.
Estamos ante un texto abierto cuando el autor sabe sacar todo el partido posible de la figura 1 (esquema que señala el conjunto de operaciones que se ponen en movimiento para decodificar un mensaje). Como su nombre lo dice, está abierto a una libre interpretación. Establece la cooperación que tiene el lector con el autor, ya que el primero puede interpretar diferente el texto del segundo. Asume como hipótesis reguladora de su estrategia. Decide hasta qué punto debe vigilar la cooperación del lector, así como dónde debe suscitarla, dónde hay que dirigirla y dónde hay que dejar que se convierta en una aventura interpretativa libre. Dirá “una flor” y, en la medida en que se sepa que de esa palabra se desprende el perfume de todas las flores ausentes, sabrá, por cierto, que de ella no se desprende el aroma de un licor muy añejo: ampliará y restringirá el juego de la semiosis ilimitada, según le apetezca. Umberto Eco habla del texto abierto como " aventura libre e interpretativa». Entre todas las interpretaciones posibles, procurará que cada una de ellas sea en relación con otros con el fin de reforzarlos mutuamente.
Estamos ante un texto abierto cuando el autor sabe sacar todo el partido posible de la figura 1 (esquema que señala el conjunto de operaciones que se ponen en movimiento para decodificar un mensaje). Como su nombre lo dice, está abierto a una libre interpretación. Establece la cooperación que tiene el lector con el autor, ya que el primero puede interpretar diferente el texto del segundo. Asume como hipótesis reguladora de su estrategia. Decide hasta qué punto debe vigilar la cooperación del lector, así como dónde debe suscitarla, dónde hay que dirigirla y dónde hay que dejar que se convierta en una aventura interpretativa libre. Dirá “una flor” y, en la medida en que se sepa que de esa palabra se desprende el perfume de todas las flores ausentes, sabrá, por cierto, que de ella no se desprende el aroma de un licor muy añejo: ampliará y restringirá el juego de la semiosis ilimitada, según le apetezca. Umberto Eco habla del texto abierto como " aventura libre e interpretativa». Entre todas las interpretaciones posibles, procurará que cada una de ellas sea en relación con otros con el fin de reforzarlos mutuamente.
Eco insiste en el hecho de que debemos hacer
la distinción entra " la utilización libre de un texto " que acude a
nuestra imaginación, y la interpretación de un texto abierto. Repitamos el
ejemplo del autor: leer la Odisea como si ella era posterior a la Enéide es un
ejemplo de utilización libre de un texto. Lo mismo, concebir al Extranjero de
Camus como una autobiografía, es un desvío del texto. Aunque la cadena de las
interpretaciones es infinita, el universo del discurso interviene para limitar
la enciclopedia del lector. Utilizar libremente un texto vuelve pues a
ensancharlo el universo de discurso.
En cuanto a
la producción literaria contemporánea (contemporánea de la obra de U. Eco, es
decir, años 1960), está basada en la utilización del símbolo como la expresión
del indefinido, abierta a interpretaciones diversas y abiertas, como en la
literatura de Kafka: el universo descrito en las obras de Kafka son plena de
ambigüedad, se sustituye en un mundo ordenado, es un mundo privado de centro de
orientación, en el cual los valores y las certezas constantemente son vueltos a
discutir.
Podemos citar también a Paul Valéry que dice: " no hay verdadero sentido de un texto. "
O James Joyce: Ulises resto según U. Eco, " la obra más abierta de la que nos esté permitido hablar " (U. Eco dedica la mitad de su obra al estudio detenido de Ulises). Y para terminar, Brecht en sus obras no propone solución, los dramas tienes un fin con ambigüedad.
Podemos citar también a Paul Valéry que dice: " no hay verdadero sentido de un texto. "
O James Joyce: Ulises resto según U. Eco, " la obra más abierta de la que nos esté permitido hablar " (U. Eco dedica la mitad de su obra al estudio detenido de Ulises). Y para terminar, Brecht en sus obras no propone solución, los dramas tienes un fin con ambigüedad.
Un texto cerrado
va dirigido a un tipo de lector, a alguien especializado o muy relacionado con
el tema que se escribe. Tiene un enfoque específico, muy técnico. El texto cerrado es concebido por un lector
muy definido, dirigir de manera represivo la cooperación. "En este tipo de
texto, comprendemos pues que el autor va a cercar con precisión a su lector
modelo, según que se trate de un niño, de un deportista, de un médico, de un
historiador… Se fija lo que Eco va a llamar un " blanco ", y
procurará que cada término sea comprendido por su lector. Por ejemplo un libro
para los niños, es hecho para que ellos
entienden todo, con imágenes para captar más su atención o para explicar de una
mejor manera las informaciones del libreo, pues un libro de este categoría no es escrito o concebido como un libro para
adultos, como una novela donde hay solo texto y a veces muy complicado, que un niño
no puede entender. Pero Eco nos precisa que pasa que las previsiones del autor
que conciernan a las competencias de su lector sean insuficientes o que el
blanco sea diferente. Todo texto queda pues para él un texto abierto.
Revisado.
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